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Khumba

Khumba

Tres en rayas

anton merikaetxebarria

Jueves, 21 de agosto 2014, 11:11

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No se dejen sorprender por la nacionalidad aparentemente exótica de esta aventura animada sudafricana porque Khumba habla en un lenguaje que aspira a confundirse, y confundirnos, con el de Madagascar y Happy Feet. Lejos quedó el tiempo en el que la animación era el sello de identidad de cinematografías periféricas que encontraban en el trazo de sus guerrillas de animadores motivos para reivindicarse frente al colonialismo artístico de las metrópolis, y aunque algunas resisten (el ejemplo a seguir son las escuelas de animación letonas), en el presente la digitalización ha prestado sus armas para la clonación de productos destinados a un mercado global que están al alcance de estudios como el que produce el debut del director británico Anthony Silverston.

Liviana aventura infantil que toma como pretexto una fuente de supersticiones para alejar a una cebra de su manada y embarcarnos en una road movie por la sabana africana con destino a una charca mágica, elaborada con elementos que comparten el sentido y la ideología narrativa de El Rey León, de Roger Allers y Rob Minkoff, aunque con una cima de ambición limitada para la imposibilidad de encarar con acierto una dispar serie de secuencias de acción que delatan la magnitud de su presupuesto.

Conociendo sus debilidades, Silverston administra el potencial creativo de su equipo para forzar la ilusión de que Khumba juega una liga distinta, a lo que contribuye el efectivo diseño de sus personajes cómicos, pero poco a poco la realidad vence el peso de una película que flaquea cuando tiene que exhibir el dinamismo que dicta la narración. Estéticamente asimilable por un rango de público masivo, Khumba lanza un mensaje pacificador y en favor de la diferencia que contrasta con la insipidez de su aparato visual. Todo sea por alcanzar el éxito en taquilla (Khumba 2 está programada para 2015), aunque eso signifique rebajar el sabor de lo autóctono para potenciar la monotonía de la cocina universal.

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