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A la izquierda el pan de La Rosa de Barcelona, diseñado por Josep Puig i Cadafalch y la derecha la 'Tarta de Bilbao', creación del gremio de pasteleros de Bizkaia.
Barcelona copia la 'Tarta Bilbao' con un pan de sabor mediterráneo

Barcelona copia la 'Tarta Bilbao' con un pan de sabor mediterráneo

Un obrador catalá inventa el 'panot', una hogaza con la forma de la baldosa de la ciudad condal, que recuerda mucho a la iniciativa del gremio de pasteleros de Bizkaia

Sergio Eguía

Domingo, 21 de septiembre 2014, 01:39

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De pequeños aprendemos que lo que toca el suelo no debemos llevarlo a la boca. Y sin embargo, cada vez son más las iniciativas gastronómico turísticas en las que la baldosa de la ciudad, en los lugares donde existe un pavimento característico, se está convirtiendo en inspirador de los más variados dulces y platos. En Bilbao lo sabemos bien. Hace años que el diseño que adorna las calles de la villa da forma a una tarta. Los más desalmados bromean sin piedad con que se ha logrado imitar también a la perfección el sabor de las aceras. No es cierto, la 'Tarta Bilbao', una creación de 2006 del gremio de pasteleros de Bizkaia con motivo del 706 aniversario de la villa, gusta mucho tanto a los bilbaínos como a los visitantes. Se trata de una 'mousse semifría' de tres capas, con base de bizcocho y praliné y es deliciosa.

Ahora ha sido en Barcelona donde les ha dado por imitar la iniciativa. En su caso hacen un pan con la forma de La Rosa de Barcelona, diseño del arquitecto modernista Josep Puig i Cadafalch, que cubre desde 1915 las aceras de la ciudad. ¿Será que han tenido envidia? ¿Es un nuevo brote de esa supuesta admiración del catalán por lo vasco en un clásico de los sketch televisivos más mordaces? Seguramente, no.

Este atractivo pan va más allá de la copia. El producto inventado por LObrador es todo un homenaje a la ciudad condal. Elaborado con trigo cultivado en la propia provincia de Barcelona, harina de espelta, masa madre, centeno y malta -todo ello 100% natural- resulta que hasta lleva agua del mar Mediterráneo. Los responsables aseguran que "incorporar agua del mar al pan tiene numerosos beneficios, por ejemplo, mejora la textura y realza el sabor natural de todos los ingredientes del producto. También supone un incremento de su valor nutricional, que se traduce en un mayor beneficio para la salud". Los abonados al chiste fácil, y tratándose de catalanes, no tardarán en malmeter diciendo que solo es para ahorrarse la sal. Esculti, tu, pero la pizquina es la pizquina.

Por cierto, habréis reparado que tanto la baldosa de Bilbao con su diseño de roseta como la Rosa de Barcelona se parecen bastante. Es casualidad. No hay relación. Que se sepa, vamos. La catalana es algo más antigua, de la primera década del siglo XX, mientras que la vasca es posterior a la guerra. No obstante, más allá de inspiración (quién sabe) la forma de una y otra se debe a dos enfoques muy diferentes. La de Barcelona se basa en el sentido estético y fue ideada inicialmente como adorno para la entrada de la casa Amatller, en el paseo (Paseo de Gràcia). La vizcaína, por su parte, responde a la pura y dura necesidad. Los surcos en forma de flor y los cuatro canales que los unen con el borde de la loseta son perfectos para desaguar. Y es que salvo Calatrava, todo el universo sabe que en Bilbao llueve con frecuencia, ardor guerrero y furia visigótica; y lo tienen en cuenta a la hora de inventar algo para sus calles.

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