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El ‘Guernica’ es más que un cuadro; es un alegato que invita a la reflexión. Igor Aizpuru
LA IMBORRABLE ESTELA DEL 'GUERNICA'

LA IMBORRABLE ESTELA DEL 'GUERNICA'

Una exposición itinerante del Museo Reina Sofía y la Caixa recala en Vitoria hasta finales de noviembre

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Lunes, 6 de noviembre 2017, 00:33

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Convertido en símbolo atemporal de la lucha por la libertad y a favor de la paz –desde las manifestaciones contra la guerra de Vietnam hasta las recientes contra la de Siria–, el ‘Guernica’ de Pablo Picasso ha dejado una estela imborrable en la memoria colectiva del último siglo. Afamado, aclamado, el cuadro fue observado por millones de personas de todo el mundo gracias a los continuos desplazamientos que la pieza sufrió. Ahora, una exposición itinerante de la Obra Social la Caixa y el Museo Reina Sofía acercará esta huella menos conocida de la obra del malagueño en un recorrido histórico de esta, desde su creación en París en 1937 hasta su emplazamiento en el museo madrileño.

Los datos

  • CUÁNDO. Hasta el 30 de noviembre de 2017; de lunes a viernes, de 12.30 a 14.00 horas y de 17.00 a 21.00. Sábados, domingos y festivos, de 11.00 a 14.00 y de 17.00 a 21.00 horas.

  • DÓNDE. En dos trailers estacionados juntos en la Virgen Blanca.

  • QUIÉN. Organizan el Museo Reina Sofía y la Obra Social de la Caixa. Se trata de una exposición itinerante que inició su camino en la localidad vizcaína de Gernika.

  • PRECIO. Entrada gratuita. Visitas guiadas, a las 19.00 horas todos los días. Sábados, domingos y festivos, también a las 12.00 horas.

Expuesta desde este miércoles en Vitoria, ‘El viaje del Guernica’ es el fruto de un trabajo de investigación centrado en reconstruir la huella que el famoso cuadro fue dejando en todo el mundo antes de recalar en el país que se la encargó a su autor. Una exposición inaugurada en el ochenta aniversario del bombardeo que inspiró el cuadro, ocho décadas después de que el pintor malagueño plasmara el horror sobre el lienzo en París, impactado por las noticias que le llegaban desde una España sumida en una guerra fratricida. «Este trabajo cuenta una historia, habla de la obra como una persona que tiene que encontrar su sitio en el mundo, del refugio, de su vuelta al lugar donde se originó el hecho que la hizo nacer», afirmó en la presentación Carlos Martín, historiador del Arte y asesor de la muestra.

Vitoria, primera parada tras el arranque en Gernika

Tras estrenarse en la propia villa vizcaína que sufrió el bombardeo, la capital alavesa acogerá la exposición durante un mes antes de que ésta recorra toda la Península. «Aunque es la vigesimosexta muestra que traemos a Vitoria dentro de la Obra Social, la temática de esta es singular, especial, sin duda», aseguró en la inauguración Juan Pedro Badiola, director territorial de CaixaBank en el País Vasco y Cantabria.

Más de cincuenta colegios alaveses ya tienen cita para visitar la exhibición, abierta al público hasta el 30 de noviembre. Para apuntarse como centro educativo u otro colectivo interesado en una visita, basta con llamar al teléfono 902 906 666 y reservar una hora. Los escolares, y todos los ciudadanos que decidan entrar en la sala –el acceso es gratuito y se ofrecen visitas guiadas de lunes a viernes, a las 19.00, y los sábados, domingos y festivos, a las 12.00 y a las 19.00–, descubrirán la imborrable estela que dejó el ‘Guernica’ en todo el mundo antes de aterrizar en Madrid el 9 de septiembre de 1981.

Lo hizo a bordo del ‘Lope de Vega’, un Jumbo de Iberia cuya cabina permanece expuesta en el Museo Nacional de Ciencia y Tecnología, en La Coruña.

Emplazada en la Virgen Blanca, la exposición se exhibe en dos trailers que forman una sala de 200 metros cuadrados. Diseñada con un estilo sobrio pero efectivo, incluye cartas, otros documentos como facturas, dibujos, carteles, recortes de prensa, fotografías, películas, reportajes de televisión... y un gran mural esquemático con todos los viajes que hizo el cuadro –siendo enrollado y desenrollado una y otra vez, lo que acabó dañándolo gravemente– desde 1937 hasta 1981. Antes de recalar en España, lo habían visto en Estocolmo, Londres, Nueva York, Manchester, Sao Paulo, San Francisco, Múnich, Filadelfia, Bruselas, entre otras ciudades. Al principio, giraba como instrumento propagandístico; después, como la gran obra de arte que es.

De la crisis a la obra maestra

Dicen que, en enero de 1937, cuando el Gobierno de la Segunda República le encargó una pieza para el pabellón español en la Exposición de París, Picasso sufría una crisis artística y personal. El pintor no abordó el proyecto hasta que el 1 de mayo de aquel año, el mismo día que acudió en la capital francesa a la manifestación del Día del Trabajo que terminó convertida en una marcha en repulsa de los bombardeos indiscriminados de la Legión Cóndor alemana sobre la localidad vasca. Fue en esa jornada de reivindicación cuando Picasso hizo el primer dibujo preparatorio de la que sería una gran escena trágica y antibelicista. Los primeros trazos del impresionante mural de 3,5 por 8 metros que es reconocido como el mayor alegato moral contra el terror de las guerras modernas.

En el espacio expositivo habilitado en la Virgen Blanca, inaugurado esta semana por autoridades vitorianas y responsables de la muestra, pueden observarse algunas de las singularidades de esta obra maestra. Igor Aizpuru
Imagen principal - En el espacio expositivo habilitado en la Virgen Blanca, inaugurado esta semana por autoridades vitorianas y responsables de la muestra, pueden observarse algunas de las singularidades de esta obra maestra.
Imagen secundaria 1 - En el espacio expositivo habilitado en la Virgen Blanca, inaugurado esta semana por autoridades vitorianas y responsables de la muestra, pueden observarse algunas de las singularidades de esta obra maestra.
Imagen secundaria 2 - En el espacio expositivo habilitado en la Virgen Blanca, inaugurado esta semana por autoridades vitorianas y responsables de la muestra, pueden observarse algunas de las singularidades de esta obra maestra.

En la sección dedicada a la gestación del lienzo se exponen algunas de las cartas que representantes del Gobierno de la Segunda República dirigieron a Picasso cuando le encargaron la obra. El pabellón de París era una máquina de propaganda; debía ser una obra política. Demostración de ello es el puño en alto de los primeros bocetos, captado en las fotografías de Dora Maar, la pareja del artista entonces, y que puede verse a la entrada de la muestra. Un puño en alto que después desapareció. El comienzo de una historia apasionante, de un momento histórico crucial en el que un genio inigualable, a través de unos mortíferos instrumentos en forma de pinceles, tinta y un lienzo, supo plasmar sentimientos personales y colectivos. El arte que, una vez más, trasciende a los museos y sale a la calle.

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