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Morelos León Celis, junto a su instalación sobre la resistencia indígena.

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Morelos León Celis, junto a su instalación sobre la resistencia indígena. Iosu Onandia

ESPAÑA Y MÉXICO FLUYEN EN EL ARTIUM

El museo vitoriano presenta 'Cartografías líquidas', donde doce autores de ambos países repasan lo contemporáneo, lo propio y lo global

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Domingo, 15 de octubre 2017, 01:05

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La posmodernidad, el consumismo o la globalización son algunos aspectos que abordó Zygmunt Bauman. El filósofo y sociólogo, recientemente fallecido, acuñó asimismo el concepto de «modernidad líquida», que Daniel Castillejo enlaza con esta nueva exposición, creada en colaboración por el centro-museo Artium de Álava y el Museo Carrillo Gil de Ciudad de México, desde donde llega ahora a Vitoria.

'Cartografías líquidas', comisariada por Carlos Palacios, Paula Duarte y Blanca de la Torre, pone a un artista de España y a otro de México ante cada una de las cuestiones Frontera/Límites, Economía, Sostenibilidad, Historia/Archivo, Redes/Comunicación y Hábitat. De esta manera, el proyecto nacido para conmemorar los 40 años de relaciones diplomáticas entre los dos países tras el paréntesis del franquismo ha dejado de lado «estereotipos y clichés», para apostar por fronteras y límites más difusos en un mundo global.

La exposición

  • 'Cartografías líquidas'. Obras de los mexicanos Edgardo Aragón, Mauricio Orduña, Miguel Fernández de Castro, Morelos León Celis, Ana Roldán y Emilio Chapela, junto a los españoles Elena Lavellés, Carlos Aires, Maider López, Rosell Meseguer, Fernando García-Dory y Asunción Molinos Gordo. Sala Sur, hasta el 11 de febrero.

Por su parte, la diputada de Cultura, Igone Martínez de Luna, señala que este proyecto refleja la capacidad del Artium «para impulsar alianzas de carácter internacional», de manera que el museo alavés «se involucra en debates sobre cuestiones contemporáneas». Y cita aspectos como el medio ambiente, el crecimiento económico, la historia o las relaciones entre personas.

Pero las coincidencias van más allá del origen de cada autor. En muchos casos, la identidad, el capitalismo, el territorio o los recursos mineros aparecen en diferentes propuestas. Así, De la Torre muestra los objetos dorados que Fernando García-Dory exhibe en una suerte de terrarios –donde plantea un juego cuasi arqueológico–, las alusiones al oro, el carbón y el petróleo de Elena Lavellés o los anuncios de Carlos Aires que, con unos dorados de retablo, transforma el reclamo de servicios sexuales –la pieza se llama '30 euros 15 minutos'– y lo enmarca en un fondo de retratos de personajes que aparecen en billetes de todo el mundo.

La instalación, junto al vídeo, son los lenguajes que sirven de vehículo a los doce artistas de esta muestra internacional. En el caso de Mauricio Orduña, la propuesta 'Combustível. Haiku para Arto Lindsay' incluye unas hojas negras y un charco oscuro, como el petróleo que, refinado, impulsa al fórmula 1 que cada 20 minutos «pasa» en un audio. «Es como la ocupación de todo el espacio», describe el autor.

Tres piezas que forman parte de 'Cartografías líquidas'. Iosu Onandia
Imagen principal - Tres piezas que forman parte de 'Cartografías líquidas'.
Imagen secundaria 1 - Tres piezas que forman parte de 'Cartografías líquidas'.
Imagen secundaria 2 - Tres piezas que forman parte de 'Cartografías líquidas'.

Otra ocupación es la que ha llevado a cabo Edgardo Aragón con su vídeo 'La encomienda'. Señala que en 2010 y 2011 –aniversarios de independencia de diversos países latinoamericanos– recopiló eslóganes como «la tierra no se vende, se ama y se defiende», en contra de la explotación minera. En su trabajo, un coro de siete voces masculinas usa unas melodías compuestas por un músico al estilo barroco para cantar las consignas. Y lo hace en una mina mexicana a cielo abierto, ya abandonada, y en un lago peruano que se quiere desecar para extraer oro.

Ruinas, ciudades y fútbol

En contraste, la inundación protagoniza 'Batuc', de Miguel Fernández de Castro. Mientras reproduce el texto conmemorativo de tres pueblos de Sonora que «sucumbieron» para hacer una presa, el vídeo muestra la superficie del agua, sobre la que surge fantasmagórica parte de una iglesia del siglo XVII. El artista aborda «el concepto de ruina y cómo se presenta en imágenes que, por otra parte, son fácilmente consumibles».

La caligrafía árabe, en cuyos ejercicios a menudo aparece como sujeto «el campesino», es la fórmula con que Asunción Molinos Gordo presenta su mirada a la problemática de la población del campo. Otro, el de fútbol, sirve a Maider López para plantear –a través de un campeonato en terrenos de juego cortados por canales en Holanda– nuevos roles, incluida una franja física de césped que altera la sala del Artium. Y Emilio Chapela muestra los diferentes límites de los espacios urbanos de la capital mexicana y de la alavesa en sendos vídeos que conjuga con una fotografía.

La personal mirada de Rosell Meseguer a la Guerra Fría –con «el ovni como metáfora de la verdad y mentira» – y la colección de arte precolombino y actual, con influencias cruzadas, de Ana Roldán completan un recorrido intenso, pero fluido.

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