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Jose posa, en una imagen tomada el pasado 22 de julio en el circuito de Jarama, junto al Ferrari que condujo ese día. Familia Molinero-Iglesias
Dolor por Jose, el amante del motor

Dolor por Jose, el amante del motor

Familia y compañeros evocan al vitoriano muerto en Salamanca al tirarse a una piscina que «conocía bien»

DAVID GONZÁLEZ/ JUAN CARLOS BERDONCES

Viernes, 18 de agosto 2017, 03:20

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José Ignacio Molinero, o Jose como le llaman los suyos, ha dejado una profunda herida imposible de reparar. Este vitoriano, de 36 años y trabajador de Michelin, perdió la vida el martes en una anónima habitación del Hospital Clínico de Salamanca. Acababa de la peor manera posible una titánica lucha de tres días, tras ser rescatado inconsciente el sábado de una piscina en Ciudad Rodrigo, un enclave que conocía a la perfección puesto que acudía «cada verano».

El sábado, cuando se lanzó al agua y probablemente se golpeó la cabeza contra el suelo con resultados fatales, le acompañaba su mujer, Margari. En septiembre hubieran celebrado diecinueve años de relación. Siempre juntos. También estaban presentes algunos familiares y amigos. Su círculo más íntimo fue testigo del durísimo trance. EL CORREO ha hablado con ellos y con varios de sus compañeros en la empresa de neumáticos, donde era «muy apreciado» y compartía planta con su progenitor, recientemente jubilado, y su hermano.

Nacido en Vitoria, pero de profundas raíces salmantinas, Jose escapaba siempre que podía a Espeja, el pueblo de sus padres. Él y su esposa se repartían estas fases de descanso entre esta pequeña localidad de apenas trescientos habitantes, que se multiplican durante los meses de estío, y Villanueva del Conde, donde creció la familia de ella. Tal era su amor por su pueblo de adopción que sobre sus hombros recaía el honor de tocar las campanas para dar inicio a sus fiestas patronales. «Iba con su familia cada vez que reunía unos días libres, estaba con los amigos, preparaba barbacoas», matizan los suyos.

En sus años mozos también le dio a la pelota por los diferentes campos alaveses. Militó en los equipos del Aranbizkarra, Michelin y San Prudencio. Aunque lo que realmente le chiflaba era el mundo del motor. Fernando Alonso, los bólidos, la gasolina, la adrenalina. Hace nada hizo realidad un deseo de juventud. «El 22 de julio condujo un Ferrari por el circuito del Jarama. Le acompañó su hermano», describen sus familiares, muy afectados por el terrible suceso.

«Quedó inconsciente»

Estos todavía no se explican qué ocurrió el sábado. Porque Jose conocía el complejo deportivo a la perfección. «No sabemos ni cómo fue. Se había estado tirando (al agua) antes y no le pasó nada. Desconocemos si le dio algo o si se pegó, pero ya no salió. Quedó inconsciente», aseveran con una entereza encomiable.

La tarde del miércoles le despidieron en un multitudinario funeral y ayer se procedió a la incineración del cuerpo. Por cierto, tal era su predicamento en la factoría de neumáticos -estaba empleado en el taller de turismos- que numerosos compañeros, ahora en otros destinos, cambiaron sus turnos para mostrarle sus respetos en la homilía. «Era muy buena gente, aunque no te conociera siempre estaba dispuesto a echarte una mano en todo», asegura uno de ellos.

Su familia se resiste a olvidar la secuencia vivida el sábado en Ciudad Rodrigo. «Al principio, cuando le vimos flotando pensamos que bromeaba. Cuando fuimos conscientes de que pasaba algo, su primo saltó a por él y le sacó del agua sin sentido. Le ayudamos el resto de la familia y amigos», apuntan consternados.

«Pasó mucho tiempo»

«La socorrista se quedó en shock, bloqueada. No supo reaccionar. Otra socorrista que estaba en otro punto vino», atestiguan. «Se tardó mucho en reanimarle, estuvo mucho tiempo sin oxígeno. Luego llegó la Policía Local y la ambulancia. Le dieron un masaje cardíaco. Aunque consiguieron reanimarle, sufrió otra parada antes de salir hacia Salamanca». Con una rotura cervical letal, Jose Molinero se aferró a la vida hasta que el martes ya no aguantó más.

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