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Sábado, 2 de septiembre 2017, 13:12
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Iniciaron su relación sentimental cuando él tenía 29 años y ella 14 y compartieron tres años de insultos, menosprecios, puñetazos, bofetadas, mordiscos y golpes hasta octubre de 2013. Un juzgado de Vitoria condenó ayer a 15 años de cárcel a un hombre por maltratar a su pareja menor de edad en el tiempo que convivieron en Gernika, Haro y Vitoria. La Fiscalía alavesa pedía para él 12 años y 9 meses de prisión.
Según el escrito de acusación el varón, que había sido pareja de la madre de la menor, llegó a encerrarla en un baúl durante horas para después sacarla, mojarla con agua fría, ponerla delante de un ventilador, volver a meterla en la caja e impedir que saliera de casa. La relación se basaba en el «control, la dominación y una relación de superioridad» que llevó al hombre a golpearla con una vara en la espalda en varias ocasiones y a obligarle a tomar cocaína y pastillas para dormir. En otra ocasión el hombre trató de impedir que la menor saliera del domicilio que compartían en Vitoria amordazándola y atándola de pies y muñecas ayudado por un cómplice que residía en la misma vivienda. Este segundo acusado fue condenado a dos años de cárcel después de que el juez entendiera que él también se había convertido en una víctima.
El fallo judicial aprueba el testimonio de la joven, única prueba de cargo contra su agresor, después de que ella denunciara los hechos a los 16 años. El acusado los negó y se limitó a calificarlos como «discusiones de pareja». Otro de los apoyos del caso fue el informe del médico forense, que recogió los mordiscos y los golpes, y la prueba psicológica del acusado, que determinó que «disfrutaba con el daño ajeno». «Pocas veces una prueba pericial describe una situación delictiva de imposición de dolor y sadismo como ésta», señala la sentencia.
La joven presenta cicatrices y marcas como consecuencia de las agresiones y la Fiscalía consideró que esta «experiencia traumática» afectó a su «bienestar psicosocial, personalidad y desarrollo». El juez impuso una condena de 15 años de cárcel al acusado por delitos de maltrato habitual, detención ilegal, violencia de género, amenazas leves y lesiones. Además, renunció a aplicar atenuantes y optó por las penas máximas al considerar que el consumo de drogas no afectó a sus facultades mentales. La sentencia califica sus conductas como «frías y sádicas» y le impone 240 jornadas de trabajo comunitario y una indemnización de 10.000 por los daños causados a la joven. La menor llegó a abandonar el país debido al temor que sentía y es objeto de una orden de protección que aún continúa vigente. En junio de 2016 la Fiscalía solicitó que se le aplicase una orden de alejamiento de al menos 200 metros durante 17 años.
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