De izquierda a derecha, Garbiñe López de Uralde, Sonia Archeli, Ruth Linaza, Susana Sánchez, Eva González de Matauco y Arrate Chillón posan con el trofeo de EL CORREO. Iñaki Andrés

Alavesas de marzo: «Después de tantos años de sacrificio, nos hemos visto reconocidas»

Las mujeres del club Badaiotz de sokatira representan la entrega hacia una pasión que forma parte de sus vidas

EL CORREO ha concedido a las integrantes del club Badaiotz de sokatira el galardón de Alavesas del mes de marzo por su recorrido en este deporte en el que han sido campeonas del mundo en silencio y de manera anónima. Al tesón, esfuerzo y compromiso de estas mujeres, trabajadoras y deportistas de élite, se une una motivación singular que las llevará en 2020 a disputar un nuevo campeonato del mundo en Irlanda. Lo que las une, «la soka», ya no lo separa nadie.

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En 1991, el Badaiotz constituyó su equipo femenino y sólo nueve años después comenzaría a dar sus frutos. Si ganar una txapela en el Campeonato de Euskadi se antoja complicado, ya no decimos nada una medalla de oro en un mundial. Porque la sokatira tiene una dimensión internacional que estas mujeres han sabido colocar en el mapamundi representando a Álava y Euskadi. Sólo ellas saben el esfuerzo que han supuesto las seis medallas de oro, seis de plata y cuatro bronces como Basque Country.

Un sacrifico que se comparte. «Si no fuera por el apoyo familiar, porque muchas tenemos hijos y entienden nuestra locura y la apoyan, esto no sería posible», explica Garbiñe López de Uralde, tras su undécimo mundial. La experiencia de China ha sido diferente, «por la dimensión mediática que ha alcanzado. La portada en este periódico ha abierto los ojos a mucha gente. Ahora nos reconocen y aprecian nuestro trabajo. Curiosamente, en países como Taiwan, somos unas estrellas de la sokatira y nos conocen por nuestro nombre», comentan Arrate Chillón y Ruth Linaza, veteranas de un grupo compacto, homogéneo y con una filosofía que las convierte en únicas.

Porque el Badaiotz se ha hecho a sí mismo, modelado por su entrenador, Jon Lapazaran, brillante tirador del Abadiño que, desde hace 18 años, ha creado una manera de tirar diferente copiada por las superpotencias asiáticas. «Nuestro estilo es tratar de dominar a los equipos por resistencia no por ataque, porque nuestra fortaleza no es tener potencia. Antes China y Japón eran muy atacantes, pero ahora mismo son equipos que esperan. Sí que creo que ha sido una estrategia importada de aquí por un estilo que nosotras llevamos años haciendo».

Ha quedado claro que en esta disciplina más vale maña que fuerza y que en esa liturgia sagrada de tirar y saber esperar, al grito de 'hortz, hertz', cada una de las ocho elegidas en la cuerda siente a la otra como parte de sí misma. En China y en pleno esfuerzo del mundial, supieron que tenían contra las cuerdas a China Taipei y que cada vez están más cerca de las mejores del mundo. Son mejores porque tienen a su alcance medios e infraestructuras suficientes como para dominar el mundo de la soka: centros de tecnificación, deportistas becados, zapatillas adecuadas.

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Una agenda sin fin

Todo lo que les falta a nuestras protagonistas, que entrenan en la contracancha del polideportivo de Abetxuko por «un alquiler que nos supone un presupuesto muy alto al año», que tiran contra una polea de más de 500 kilos y se gastan 15 euros por recauchutar cada par de zapatillas que desgastan en apenas un día de competición. «Hasta llegar a las de 200 euros que son las profesionales de la marca Asics, deberemos seguir recauchutando muchas más y rascando el bolsillo». Esa es una realidad que no empaña la brillantez de años de éxitos en los podios de Slagharen y Volendam (Holanda), Cork y Castelbar (Irlanda), Glasgow (Escocia), Faenza y Cesenatico (Italia), lugares donde sacar y exhibir la famosa 'trainera' del Badaiotz. «Se ha convertido en un clásico ya», reconocen orgullosas.

La agenda de nuestras mujeres coraje no tiene fin. Tras regresar de Xuxhou, sufrir los cambios horarios y la intensidad de «cuatro días sin apenas pestañear», haber repuesto fuerzas con «jamón y buen queso Idiazabal que llevamos desde aquí para no desfallecer», la vida sigue, pero para bien. En mayo serán recibidas y reconocidas por las instituciones alavesas, «algo que no sucedió cuando logramos los oros», y continuarán con el calendario de exhibiciones echando mano del repertorio de los 'Iparraldeko Jokoak' con modalidades como sokatira, trontza, txinga, soka, ingude o fardo para empezar a engordar la hucha, a falta de subvenciones que costeen los desplazamientos a cada campeonato del mundo.

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Su táctica es esperar, siempre lo han hecho y les ha dado grandes resultados. Mientras tanto, agradecen y avisan. «A Irlanda volveremos a ir a por todas. Aquí nadie se baja del carro». O más bien diríamos que nadie se suelta de esta cuerda.

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