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Acceso principal al centro Estíbaliz, integrado en la red de instalaciones para menores tutelados por la Diputación de Álava.
Investigan a otra menor tutelada en Vitoria por contratar a prostitutas para un club

Investigan a otra menor tutelada en Vitoria por contratar a prostitutas para un club

La adolescente, del centro Estíbaliz, también se llevaba una comisión por las bebidas de los clientes del burdel

David González

Domingo, 5 de febrero 2017, 01:10

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El Juzgado de Instrucción número 3 investiga a una menor tutelada por la Diputación alavesa y a su entorno por «favorecimiento a la prostitución» en un club de alterne de Vitoria. Esta chica, a pesar de contar con sólo quince años en el momento de los hechos, presuntamente gestionó que dos mujeres, ambas adultas, prestasen servicios sexuales a cambio de dinero.

La menor estaba inscrita en calidad de mena (acrónimo de Menor Extranjero No Acompañado) en el centro Estíbaliz, complejo dependiente de la administración foral. La adolescente ha admitido sin ambages su implicación tanto a la Policía Local, cuerpo que inició las pesquisas, como en sede judicial.

Descubierto el pasado 11 de octubre, este caso no está vinculado a la supuesta trama de prostitución de otros cinco menores tutelados por la Diputación, destapada por EL CORREO en noviembre. En esa causa, que afecta a chicos del hogar foral Sansoheta y que aún no ha concluido, se está investigando a los clientes de la red. Uno de los cuales, un psicólogo especializado en tratar a menores, llegó a ingresar en prisión y actualmente se encuentra en libertad con cargos.

En este segundo proceso, la adolescente investigada no sólo se encargó de la contratación de dos mujeres gracias a su «relación íntima» con el dueño del burdel. Como ella misma explicó a agentes locales, jueza y Fiscalía, también le mostró fotografías de «otras chicas», entre ellas varias menores, para que les ofreciera trabajo como meretrices. Según ha podido saber este periódico, los investigadores tratan de esclarecer las identidades de estas chicas y si realmente llegaron a prostituirse en alguna ocasión.

Antes de llegar a este punto debe retrocederse a la madrugada del 7 de octubre del año pasado. Esa jornada se produjo una llamada al 092 del personal del centro de Estíbaliz, institución a la que desde 2015 han desviado casos conflictivos de menores ante los «incidentes continuos» en Bideberria, otro complejo de acogida situado en el centro de la capital alavesa.

En esa comunicación, los monitores alertaron de la fuga por la ventana de una menor. Fuera le aguardaba un taxi con intención de trasladarla a Vitoria. Pero una patrulla de la Policía Local les interceptó antes. Según se supo más tarde, la menor, tutelada desde mayo del año pasado, se escapaba casi todos los fines de semana desde el verano por idéntico método, y no regresaba al lugar de acogida hasta el domingo a la noche. En una ocasión llegó a estar desaparecida seis días. Su paga -insuficiente para costearse tan a menudo este transporte-, unido a su «llamativo tren de vida», hizo sospechar de que pudiera estar en «situación de riesgo». Así se lo trasladó el personal del centro a la Policía Local esa misma noche.

La pelea que desveló todo

Sólo tres días después, el 10 de octubre, la chica fue trasladada a la comisaría de Aguirrelanda. En sede policial negó cualquier problema. Volvió a Estíbaliz como suele ocurrir en estas situaciones con cualquier otro menor conflictivo tutelado.

Pero esta misma chica se vio implicada en una pelea con una adulta apenas veinticuatro horas más tarde de ese primer interrogatorio. La agredida, una mujer de 21 años a la que causó lesiones leves con un cortauñas que le arrebató, abrió la caja de los truenos en Aguirrelanda.

Acusó a la menor de robarle el novio, también mayor de edad, y de algo muchísimo más grave; de contratar a mujeres para prostituirse en un burdel vitoriano. Una era ella misma. Dio otro nombre. El de una conocida.

Tardó muy poco en probar semejante acusación. Apenas 48 horas. El día 13 de octubre presentó en la comisaría de la Policía Local sus conversaciones con la menor tutelada en una conocida red de telefonía móvil. Esa misma jornada, la otra chica a la que supuestamente introdujo en la prostitución corroboró punto por punto esta sorprendente versión. La adolescente, procedente de una familia desestructurada, les habría explicado con todo lujo de detalles las peculiaridades del club. Gracias a su «relación íntima» con el propietario, esta chiquilla propició el acuerdo económico para que practicasen sexo a cambio de dinero.

Esta segunda mujer declaró ante los agentes que conoció los detalles de la oferta laboral en un desayuno «informal» con la menor y el responsable del burdel. Le ofrecieron 150 euros por realizar «un servicio muy discreto». Cuando acudió al club de alterne, la propia adolescente le abrió la puerta de atrás del local. Serían las «22.30 horas». Acabó «sobre las seis de la mañana». Esa testigo cree que la menor esperó todo ese tiempo en una habitación del inmueble. Una vez acabó, marchó a una sala de fiestas con la mena que le había facilitado el trabajo.

Todavía acudiría tres noches más al establecimiento. En esas ocasiones, aseguró la testigo, la menor tutelada también permaneció en el inmueble, aunque sólo «unas dos horas aproximadamente». De diez de la noche a las doce, cuando «se marchaba».

«Tren de vida excesivo»

A partir de testimonios y evidencias tan concluyentes, la unidad de Investigación de la Policía Local alertó de inmediato al Consejo del Menor de Álava, órgano dependiente de la Diputación. El viernes 14 de octubre, uno de sus máximos representantes acudió a Aguirrelanda. Reconoció las «sospechas» sobre la menor y el motivo de sus escapadas. Se sabía que llevaba «un tren de vida excesivo» para su paga semanal. Temían que sus ingresos reales procedieran de un «origen ilícito» o de «ser sometida a prostitución».

Este profesional especificó en comisaría que en sus reuniones con la menor, ella tan sólo les reconoció mantener «relaciones íntimas con un adulto» cuyos datos nunca facilitó. Cuando los agentes locales le informaron en ese momento del alcance del asunto, interpuso una denuncia.

A continuación le tocó declarar a la adolescente, sin parientes directos ni en Vitoria ni en resto del País Vasco. Desde el primer momento negó con absoluta rotundidad haberse prostituido. Habló con total naturalidad de sus romances con el hombre que originó la pelea con la primera testigo. Asimismo relató su idilio de ida y vuelta con el dueño del prostíbulo, amigo de su familia.

También pormenorizó su intermediación laboral con las dos mujeres. Su discurso en este punto coincidió casi en su totalidad con las declaraciones de ambas. Asumió que mostró fotografías de conocidas al responsable del club de alterne. Y otro detalle más. Su presencia era «habitual» en el burdel. Se llevaba una comisión de las bebidas «por hablar con clientes», aseveran fuentes conocedoras del proceso.

El expediente fue trasladado de manera urgente al Juzgado de Instrucción número 3 de Vitoria. La mañana del domingo 16 de octubre, ya en sede judicial, la menor se reafirmó en todo lo declarado 48 horas atrás ante la Policía Local. En el número 2 se investiga de forma paralela la supuesta trama de prostitución de menores acogidos en el centro foral de Sansoheta. Ahí, las pesquisas recaen en efectivos especializados de la Ertzaintza.

Nuevas declaraciones

A lo largo de este mes de febrero, revelan medios consultados por este periódico, nuevos testigos serán citados a declarar para dar su versión sobre lo ocurrido entre el pasado verano y principios de octubre, tanto en Estíbaliz como en el burdel.

En noviembre, cuando la entonces diputada de Asuntos Sociales y hoy consejera de Empleo, Beatriz Artolazabal, compareció ante la prensa para dar explicaciones sobre la red de menores que practicaba la prostitución ya se conocía este segundo caso. La responsable política, sin embargo, centró sus declaraciones en la situación de Sansoheta y obvió mencionar esta investigación.

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