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Los locales cerrados en Dato en nada ayudan al comercia de esta céntrica calle vitoriana
Comerciantes de Dato lamentan que la calle «da una imagen penosa»

Comerciantes de Dato lamentan que la calle «da una imagen penosa»

«De noche no hay luz y lo de las obras es escandaloso», claman los establecimientos del último tramo, donde hay varios locales cerrados

Saioa Echeazarra

Domingo, 8 de mayo 2016, 02:21

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«Dejadez». Es la sensación que transmite la calle Dato para algunos de sus comerciantes. Sobre todo para los del último tramo de esta arteria, el que va desde Florida hasta Manuel Iradier, cuya actual oferta comercial no pasa por sus mejores momentos, con varios locales cerrados. A juicio de varios minoristas, este intervalo no es digno de la "milla de oro" de una capital. «Cuando los turistas vienen en tren y se bajan en la estación, esta parte de Dato es la primera vista que se llevan de Vitoria. Y damos una imagen penosa como centro de ciudad», critica la responsable de un comercio de ropa ubicado en esta parte de la calle.

Andamios, suciedad, lonjas cerradas o la escasez de tiendas son algunas de las razones de sus protestas. En especial, la falta de iluminación. «No hay luz en invierno, las farolas no alumbran nada», se queja esta dependienta, que recuerda que ese deprimente alumbrado es asimismo lo primero que perciben los visitantes que se apean de noche en Renfe. Si tuviera que pedir alguna mejora, la primera sin duda sería «más iluminación». El Ayuntamiento incrementó la potencia en el tramo más cercano a la Plaza de España como experiencia piloto y está claro que el resto de Dato quiere que la medida se extienda. En general, «esta calle la tienen que mover más. Se están dedicando a potenciar otras zonas de la ciudad. Y que hayan quitado las oficinas municipales me parece vergonzoso», remata la encargada del negocio.

Es más, apostilla que «el centro de Vitoria no es un lugar para ir de compras. Comparado con los centros de otras capitales, no tiene nada que ver. También la hostelería está muy afectada», puesto que ya no denotan la «alegría» previa a la marcha de las dependencias del Ayuntamiento. «Y menos mal que el restaurante La Huerta no cierra y únicamente hace una remodelación»; ha reabierto como La Regadera.

Molestias

Ya el tema de las obras le merece una reflexión aparte. «Es escandaloso. De repente te montan unos mamotretos en medio de la calle que no es de recibo», protesta. «Hasta hace poco ha habido una reforma en un portal que ocupaba un montón de espacio», con las molestias extra que suponen el ruido de máquinas, el polvo, el trasiego de vehículos

La arteria principal de Vitoria, afirma la misma comerciante, tiene que transmitir limpieza, luminosidad, elegancia. Todo lo contrario de Dato, que a su modo de ver se encuentra «muy dejada. Y lo que hay que hacer es revitalizarla. Este tramo desde luego es penoso». A su parecer, la marcha de Lefties o la apertura de una oficina de Iberdrola no es propio de una "milla de oro". Una perspectiva que se ha agravado con el «goteo de cierres» que han tenido lugar, sobre todo al final de la calle. «Arcilla, la agencia de viajes, la herboristería y La Casa de los Quesos» son comercios que han bajado la persiana en los últimos meses. Así lo recuerda César, responsable del cercano restaurante Casablanca 3, que también analiza la decadencia del entorno.

Por un lado, el intenso tráfico que soporta Florida en el punto que pasa por Dato «corta bastante la zona de paso de los peatones. Hay mucha circulación y cuesta cruzar esa calle», lo que lógicamente resta potenciales clientes a los establecimientos de esos últimos metros de la vía, antes de Manuel Iradier. «Y lo del alumbrado es de traca, es insuficiente», observa este hostelero. A ciertas horas del día, directamente «no se ve. Si rebajan la iluminación a las tres de la mañana, es comprensible; pero en invierno, a las siete de la tarde, las farolas no dan luz. Al final te acabas acostumbrando, pero no está bien», determina.

Cierres

La presencia de andamios y obreros, obviamente, tampoco resulta beneficioso. «Una tienda cercana estuvo varios meses con dos obras a cada lado. Al final, terminaron cerrando», recuerda desde la barra. Ahora, en los edificios de enfrente se está llevando a cabo la reforma de una fachada. Cuando concluyan «quedará bonito», pero mientras tanto toca sufrir los ruidos y el polvo. Lo cierto es que «desde las pasadas Navidades hasta ahora ha habido varios cierres», resalta César. En contraste con esas clausuras, las tiendas Foot on Mars y L'Herbolario di Carmen son de las últimas que han desembarcado en la zona.

«La calle da una sensación bastante deprimente. Y la escasa iluminación no ayuda», señalaba Javier Santamaría, vecino de Dato que salía hace poco del citado establecimiento de calzado. Maitane, otra clienta, agregaba que la oferta de tiendas «no es muy atractiva. En Bilbao, San Sebastián o Logroño tienen más variedad y cantidad de comercios en el centro». Por el momento, la vía sumará próximamente la puesta en marcha de la cadena de perfumería y parafarmacia Arenal, en el amplio local que ocupaba Sportown. Más adelante, entre Florida y San Prudencio, los rótulos más recientes son los de Indi and Cold, Orden en Casa y Aristocrazy. Por el contrario, Mariquita Pérez o la centenaria joyería Anitua siguen vacías.

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