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Uno de los túneles de Pintor Teodoro Dublang.
El mapa del miedo en Vitoria

El mapa del miedo en Vitoria

Un catálogo señalizará las calles, pasadizos y parques peligrosos para las mujeres. EL CORREO recoge hasta 40 propuestas vecinales

Iosu Cueto

Domingo, 3 de abril 2016, 01:23

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Quienes proclaman que Vitoria es una ciudad segura deberían cruzar al anochecer el corazón del parque de La Florida, donde cada sombra parece una amenaza. Da igual que esta zona verde esté en el centro, que sea un símbolo de identidad de la capital alavesa o que los partes policiales apenas la mencionen. De noche, la sensación de inseguridad suele estar relacionada con motivos ambientales que no entienden de estadísticas. Eso también lo saben quienes pasean de madrugada por los descomunales espacios abiertos de los nuevos barrios, cruzan el paso del Duende o se adentran en los sinuosos soportales de Aranbizkarra. Son ejemplos de puntos negros que muchas mujeres esquivan, sobre todo si van solas. En ocasiones, el urbanismo se convierte en el mejor aliado del miedo.

El Ayuntamiento dará en los próximos meses un paso determinante a la hora de abordar este problema, que ha sido objeto de diversos estudios y debates en los últimos 15 años, pero que carece de un documento maestro de intervención. El Consistorio elaborará por fin un mapa de la ciudad prohibida para las mujeres, que actualizará los datos recopilados hasta ahora para alumbrar un catálogo de parques oscuros, escaleras solitarias y pasadizos sombríos. La institución dará así cumplimiento a una moción aprobada por unanimidad en el pleno de marzo a iniciativa de EH Bildu e Irabazi que instaba a iniciar un proceso abierto «de aportaciones y debate» en el que participen colectivos vecinales, feministas y en favor de la diversidad sexual. La concejala de Igualdad, Jaione Aguirre, ya anunció el año pasado que entre las acciones a desarrollar esta legislatura estaría «la incorporación de la perspectiva de género» en la elaboración del nuevo Plan General, el documento urbanístico de mayor rango de Vitoria.

EL CORREO ha analizado el callejero de la ciudad con la ayuda de diversos portavoces vecinales para aproximarse a ese futuro mapa del miedo. Y ese análisis ha servido para detectar 40 puntos negros divididos en 30 áreas. Varios están en los nuevos barrios, donde el diseño urbanístico arrastra las consecuencias de un consumo de suelo tan voraz como desaprovechado. Los anchos viales, los amplios jardines y las parcelas vacías han creado puntos inhóspitos, calvas en las que falta pulso vital incluso de día.

Puntos de llamada de emergencia o espejos, entre las soluciones

  • Una de las cuestiones que más preocupan a las distintas asociaciones vecinales es la dificultad de mejorar la seguridad en pasadizos, túneles o garajes. Y varias voces plantean instalar «puntos de llamada de emergencia», una alternativa que ya sugirió en 2011 el Diagnóstico Local de Seguridad del Ayuntamiento tras organizar diversas entrevistas y grupos de trabajo. Alitxu Martínez del Campo, de Bilgune Feminista, indica que estos elementos podrían servir para hacer sonar una alarma «o incluso avisar directamente a la Policía Local. Ojalá no se usen, pero su simple presencia tranquilizaría mucho». Los barrios también plantean otras medidas, como poner espejos para evitar ángulos muertos.

Silvia Estrada, vecina del Paseo de la Ilíada, confiesa que alguna noche ha sentido «un escalofrío» al escuchar un ruido extraño cuando bajaba a su perro. «Cuando salgo los fines de semana vuelvo en bici o en el gautxori. Andando ni loca», añade. Leila Martín, presidenta de Zabalgana Batuz, recuerda que el macrobarrio del Oeste también tiene varios puntos conflictivos. Por ejemplo, el parque de Borinbizkarra, donde «ya hemos denunciado varias veces que hace falta iluminación». También echa en falta más luz en la plaza porticada de Mariturri, y denuncia que numerosos portales tienen distribuciones «con puntos ciegos y columnas». Y, por supuesto, señala los solares vacíos. «El Ayuntamiento ha creado barrios dormitorio con espacios inmensos entre edificios. La sensación de seguridad tiene mucho que ver con que haya vida, comercio y hostelería», reflexiona.

Esmaltaciones

En otra de las últimas zonas residenciales levantadas, el polígono de Esmaltaciones -en la Avenida de Olárizu-, los residentes también destacan el «miedo» que pasan de noche al volver a casa por el lateral de la zona verde de Iturritxu.

En el listado realizado por este periódico tampoco faltan los parques más consolidados: Molinuevo -donde han mejorado la iluminación pero «todavía hay botellón y zonas oscuras»-, San Martín, Aranbizkarra, Gazalbide, Judimendi y todo un clásico: Arriaga. Esta última zona verde sigue siendo una de las más temidas. «Estamos cansados de decirlo: mejoraron la iluminación en el camino central que conecta con el puente de Juan de Garay, pero otras zonas son sombrías, hay isletas, setos, árboles... sabemos que ha habido robos. Las mujeres de noche dan rodeos, como es normal», dice Ángel Lamelas, presidente de Ipar Arriaga y de la Federación de Asociaciones de Vecinos de Álava, FAVA.

«Ni se te ocurra pasar de nochepor el parque de La Florida»

  • pOR saioa echeazarra

  • El reloj marcaba las 21.55 horas cuando la joven vitoriana Nahia, de 17 años, se disponía a volver a casa el último viernes por la noche. Había pasado la tarde con unas amigas por las calles del centro, y tras despedirse en la Virgen Blanca, cada una tomaba su camino. Esta joven reside en la calle Portal de Castilla, a apenas unos pocos minutos a pie, pero en medio de su ruta se encuentra el parque de La Florida. Escenario de paseantes, mascotas, bicicletas o terrazas durante el día, cuando anochece es una de las zonas de tránsito menos recomendables, especialmente para mujeres solas.

  • «Mis padres me recuerdan siempre. Ni se te ocurra pasar sola por aquí de noche. Y tampoco me dejan volver por detrás de la catedral nueva» (los Jardines del Obispo Fernández de Piérola), explicaba Nahia antes de enfilar la calle Becerro de Bengoa para seguir por Cadena y Eleta hasta su portal. En efecto, los túneles y pasadizos que en Navidad albergan la gruta del Misterio o el castillo del rey Herodes son rincones «prohibidos».

  • «Parece un sitio tranquilo, pero de noche pone los pelos de punta», opinaba por su parte un grupo de señoras que se dirigían a la parada del tranvía del Parlamento. «Solemos ir todas las semanas a una cafetería cerca de aquí, y siempre hay patrullas de la Policía Local vigilando el lugar. Pero es mejor evitarlo a partir de ciertas horas». «Durante el día suele haber un hombre pidiendo limosna y en alguna ocasión resulta un poco molesto. Y da mala imagen, teniendo en cuenta que muchos turistas vienen a este paseo», relatan.

  • Para las diez y media, por los senderos que atraviesan el parque no se veía un alma. Los únicos presentes en el lugar, aparte de los inanimados Ignacio Aldecoa, Wynton Marsalis y Manuel Iradier, eran dos adolescentes sentados en un banco, junto a una de las escasas farolas que iluminan de forma bastante tenue este espacio público. «Hace poco, unos jóvenes extranjeros empezaron a molestar a dos de nuestras amigas que estaban en el parque. No les querían robar, pero no les dejaban en paz», señalaba un grupo de chicas esperando también al metro ligero. «Fue hace pocos meses, por la tarde-noche. Un matrimonio mayor vino a ayudarles y los chavales empezaron a insultarles. Habría que mejorar la seguridad», valoraban.

  • «El camino más directo»

  • Ya en la zona de San Martín, los dos túneles de la calle Pintor Teodoro Dublang son «el camino más directo» para llegar a Zabalgana. Así lo explicaban Oksana y Mariana, tía y sobrina, que cruzaban este pasaje en bicicleta el mismo día asadas las 22.30 horas. «Venimos por aquí habitualmente, pero no nos parece tan peligroso. Nunca hemos tenido ningún incidente», decían estas dos ucranianas afincadas en Vitoria desde hace diez años.

  • Para Carmen, vecina de Ariznabarra que regresaba tras hacer unos recados en la Avenida, este punto de paso bajo las vías del ferrocarril resulta «seguro de día pero no de noche. Es la ruta más recta, si no, tengo dar un rodeo por Portal de Castilla. Vivo en la calle Castillo de Ocio», argumentaba. Iluminado por varios focos, por el mismo túnel transitaba también un grupo de chicas que se dirigía al centro. «Luego volveremos por el puente azul, porque no da mucha más confianza», reconocían.

Lamelas apunta otro de los puntos que más preocupan en toda la ciudad: los soportales. «En el tramo final de Juntas Generales, cerca del centro cívico, suele haber apagones porque se salta el diferencial. Eso en la calle, pero claro, debajo de los pisos la sensación de inseguridad es todavía peor», lamenta.

En Txagorritxu, Gazalbide o San Martín los porches de los edificios también son zonas a evitar, pero es evidente que, dado que albergan portales, hay quien no tiene escapatoria. En Aranbizkarra acumulan demasiados sustos en estos espacios y Alitxu Martínez del Campo apuesta por colocar espejos «como los que hay en los garajes» que sirvan para anticipar lo que hay detrás de cada esquina. «No todo se soluciona pidiendo más luz o más vigilancia en la calle. Tampoco es cuestión de disparar el gasto en iluminación o llenar todo de policías, lo que sería absurdo. A veces hay alternativas útiles que tampoco son caras», razona.

La también portavoz de Bilgune Feminista -integrada dentro de la plataforma feminista de Vitoria- indica que «aunque nunca va a haber riesgo cero», es necesario que el Ayuntamiento cumpla con la moción aprobada en marzo y ponga la lupa sobre los lugares más peligrosos. Dado que la propuesta llegó al pleno de la mano del Movimiento Feminista de Vitoria, Martínez del Campo subraya que «estaremos vigilantes porque vale ya de tantas promesas incumplidas».

Además de las zonas abiertas, los parques y los soportales, los portavoces vecinales también mencionan el temor que despiertan los pasadizos. Los principales son los que discurren por debajo de las vías del tren, como el paso del Duende o los túneles de Renfe, Fueros, San Antonio o los dos de Pintor Teodoro Dublang, que comunican San Martín con Ariznabarra.

Antecedentes

La perspectiva de género empezó a afectar al urbanismo de las localidades vascas desde que San Sebastián publicó en 1996 el primer mapa de la ciudad prohibida a iniciativa de la plataforma de mujeres Plazandreok. Ese fue el primer paso pero, más tarde, otros municipios vascos siguieron esa estela. Bilbao, por ejemplo, dispone de un documento exhaustivo de idéntico nombre -el de Vitoria también se llamará así- que recorre cada barrio y muestra con fotografías más de 200 rincones inseguros desde 2005. En 2012 fue revisado y hoy en día «el 85% de estos puntos negros han sido modificados», según aseguran los portavoces del Consistorio vizcaíno.

En el caso de Vitoria, dos trabajos destacan sobre los demás. El principal data de finales de 2009, cuando diversos grupos de mujeres participaron en la elaboración del mapa impulsado por la Plataforma 25 de Noviembre, que engloba a asociaciones feministas y sindicatos y que durante una semana permaneció expuesto en la Casa de Cultura para que cualquier interesada señalizara los puntos donde se sentía más insegura. En 2011, el Ayuntamiento redactó el Diagnóstico Local de Seguridad, que entre otras cuestiones concluía que Salburua y Zabalgana eran los barrios que encabezaban la percepción de inseguridad, debido «a sus características urbanísticas, la escasa vida social a determinadas horas y al incremento de los robos en garajes y trasteros».

Ese mismo trabajo apuntó otras valoraciones. Como que la sensación de peligro no se corresponde con la delincuencia objetiva, ya que «buena parte de los robos y hurtos son cometidos en calles que no figuran entre las que la ciudadanía identifica como inseguras». Martínez del Campo tiene una particular explicación: «es una conclusión lógica, pero eso pasa por que las mujeres evitemos esos lugares. Las ciudades están diseñadas por hombres para que las disfruten otros hombres. Y además, heterosexuales. Así de claro».

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