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Resulta todo un espectáculo contemplar la berrea de los ciervos.
Noches de pasión animal en Salburua

Noches de pasión animal en Salburua

Veinte visitantes se adentraron hace unos días en el parque para contemplar el espectáculo otoñal de la berrea de los ciervos

Saioa Echeazarra

Domingo, 11 de octubre 2015, 01:11

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Es tiempo de berrea en Salburua. Y no son pocos los vitorianos que anhelan escucharla en vivo y en directo. Con ese propósito, una veintena de visitantes se adentró el primer viernes de octubre, al anochecer, en el parque al Este de la capital con motivo de una ruta guiada programada desde Ataria. Para ser precisos, «la berrea es el periodo de reproducción del ciervo. En el hemisferio Norte, en Europa, se desarrolla en un periodo en que los días decrecen», introdujo el biólogo Joaquín Salces al inicio de este recorrido. El itinerario que discurrió de la forma más silenciosa posible para no interferir en la frenética y apasionada actividad de los animales, que «nos detectan cuando los humanos estamos cerca».

«La manifestación más característica o potente del celo de los ciervos -recordó el experto- es su bramido, que es lo que venimos a escuchar». En el caso de Salburua, «al estar en un entorno cercado, los cérvidos tienen un comportamiento supeditado tanto al número de ejemplares que hay dentro como al sexo». Por esto, «se procura tener una relación del número de machos y hembras pareja para que haya competencia, porque todo comportamiento de los animales durante la berrea es para que aquellos que llegan a dominar transmitan su carga genética a la siguiente generación».

En la actualidad, «en Salburua tenemos este año unos 80 adultos y más o menos 20 cervatillos. De todos ellos, once son machos, dos de ellos casi adultos y el resto hembras», detalló la guía Saioa Ameskua durante el primer alto en el camino, junto a la balsa de Arkaute.

Por mucho que el grupo afinó sus oídos, «aún no se escucha nada», comentaron varios asistentes. Precisamente, «una posible explicación de que no berreen ahora son las cifras de la población», razonó Salces. «Ocurre cuando hay muchas hembras y pocos machos adultos. No necesitan competir porque la berrea en sí es una competición».

Combates mortales

Una competición «acústica por los bramidos, y cuando con eso no se dilucida quién es el dominador, los ciervos llegan a combatir». En esos enfrentamientos, «pueden causarse heridas mortales». Pese a que el público apenas pudo percibir demasiados sonidos de los cérvidos en celo, «seguro que dentro de una semana les podréis escuchar mejor, habrá más oportunidades que ahora», animaron los conductores de la visita en otra parada frente a un joven grupo de machos.

En un momento de la ruta, que partió a las ocho de la tarde desde la entrada del centro de interpretación, los caminantes tuvieron que abrir sus paraguas. «Las lluvias activan el momento del celo del ciervo», ilustró el ornitólogo Gorka Belamendia, coordinador de Ataria, donde tras finalizar este divulgativo recorrido naturalístico tuvo lugar una cena seguida de un distendido coloquio. A esta iniciativa se apuntaron las vitorianas Carmen y Mari Nieves. «Es la primera vez que venimos y nos está gustando mucho», aseguraron.

Esta cita suele tener rotundo éxito de convocatoria. «En otras ocasiones se han inscrito hasta 700 personas para 20 plazas», confirmaron los organizadores, que prosiguieron con las explicaciones. «Desde los 2 años, las hembras son sexualmente activas y los machos también. Pero claro, los que dominan, que en eso consiste el juego de la berrea, son los adultos, que son aquellos que llevan muchos años (7, 8 o 9). Un ciervo está en su pleno apogeo allá por los 9, 10, 11 o incluso los 12 y 13 años. A partir de entonces ya empieza a declinar. En cambio, las hembras pueden llegar a tener quince años».

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