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Terminal Vitoria-Norte del Vasco Navarro frente al Paseo de la Universidad en una foto sin fecha.
Cien años de la terminal Vitoria-Norte del Vasco-Navarro

Cien años de la terminal Vitoria-Norte del Vasco-Navarro

Ahora que la estación de Dato ha de prepararse para la alta velocidad, quienes peinan canas recordarán otra que estaba enfrente, de la que solo queda el pasadizo actual y las escaleras hacia el tercer andén

Francisco Góngora

Lunes, 28 de septiembre 2015, 01:46

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Hubo un tiempo, cuando el ferrocarril era la punta de lanza de la modernidad, en el que Vitoria podía presumir de tener tres estaciones de tren. El viernes se cumplieron cien años de la inauguración de la última de ellas, la llamada terminal Norte, situada en paralelo a la actual estación de la calle Dato (la segunda de entoces) y de cara al Paseo de la Universidad. La tercera, como ya se imaginarán, era la que estaba en Los Herrán y se denominaba Vitoria-Ciudad.

En la playa de vías de la actual estación de la línea Madrid-Irún, una terminal en permanente discusión ahora que ha de llegar a ella la alta velocidad, no queda rastro la antigua Vitoria-Norte salvo el pasadizo subterráneo y las escaleras del tercer andén. Era una construcción extremadamente sencilla, dos pabellones enlazados por una marquesina, más propia de un apeadero que una señora estación. Había en el recorrido del Vasco-Navarro tren que existió entre 1889 y 1967 y que unía Estella y Mekolalde en Gipuzkoa a través de la capital alavesa muchos edificios con más señorío que el de Vitoria Norte.

Pero los que peinan canas y tienen más de 55 años recuerdan perfectamente que aquella tejavana y aquel andén por el que asomaba el famoso trenico amarillo su color podían ser el inicio de un sueño de un chico de doce años. "Para mí la estación significaba el principio de mis vacaciones porque vivía en Vitoria pero veraneábamos en Maeztu. He tomado ese tren cientos de veces. Y he jugado mucho en sus andenes y en sus vagones", recordaba Javier Suso, el hombre que más ha luchado porque no desaparezca de la memoria ni de los libros la historia de este tren, a la que dedica horas y horas en recopilar fotos, personajes, documentos, objetos, que a él le permiten aliviar su tremenda nostalgia.

El trenico amarillo

Son un pálido recuerdo los domingos en los que los vagones amarillos del trenico se ponían hasta la bandera llenos de excursionistas, montañeros y pescadores, especialmente cangrejeros, que iban en busca de esparcimiento a los paisajes de la Montaña Alavesa y Navarra.

Como aquella línea de ferrocarril sufrió numerosas vicisitudes desde que Juan José y Joaquín Herrán se empeñaran en su construcción con ayuda de los ingleses (al principio se llamó Anglo-Vasco) allá por 1886, el día que se abrió la estación Norte y el ramal de 2,4 kilómetros que la unía a la otra terminal, la de Vitoria-Ciudad, en Los Herrán, fue un gran acontecimiento en la ciudad.

Las crónicas periodísticas de "El Heraldo Alavés" y "La Libertad", los diarios de entonces, dedicaron un amplio despliegue informativo antes y después por la importancia que se le daba al desarrollo del ferrocarril en la ciudad. Vitoria contaba desde 1862 con la línea Madrid-Irún, que la colocaba en una ventajosa situación estratégica, pero faltaba la comunicación con Bilbao y con Navarra. El Vasco-Navarro, aunque fuera de vía estrecha, suplía ese déficit y se convertía en un eslabón perfecto para unir las tres capitales vascas con el mismo esquema que la Y vasca actual. Incluso se adelantó al concepto de intermodalidad actual puesto que los usuarios de un tren y otro podían hacer el transbordo en el mismo lugar.

La máxima autoridad presente fue el ministro de Fomento, Javier Ugarte, y se leyó un mensaje del presidente del Gobierno, Eduardo Dato, diputado por Álava, que había influido en el proyecto. El regimiento Cuenca, de guarnición en Vitoria y antecedente del Flandes, hizo los honores con un piquete y banda de música. Se dio fiesta en el trabajo, el comercio y la escuela. Todas las autoridades locales con el presidente de la Diputación, el alcalde y el obispo, estuvieron presentes y todas las asociaciones representativas de la capital alavesa también. Se organizó un convoy desde la estación del Norte (llamada así por la compañía propietaria) que fue hasta Escoriaza. En 1915, no se habían iniciado aún los trabajos de construcción del tramo hasta Estella y el de Mecolalde sólo llegaba hasta Escoriaza.

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