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Operarios ponen a punto un tramo de las rampas del canton del Seminario
Las cámaras vigilan ya las rampas del cantón del Seminario

Las cámaras vigilan ya las rampas del cantón del Seminario

Los vecinos del Casco Viejo aplauden la medida para disuadir a los vándalos, pero exigen mejoras «porque muchos días hay tramos queestán estropeados»

Daniel González

Sábado, 30 de agosto 2014, 02:11

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«¿Ya las han puesto? ¿Y dónde están?», pregunta Paco, un vecino de la calle Zapatería, al ser consultado sobre las nuevas cámaras que vigilan ya las rampas del cantón del Seminario. A pesar de vivir a unos metros de esta instalación, él aún no ha reparado en las discretas cajas blancas que apuntan hacia la cuesta para evitar que se produzcan actos vandálicos. Pero una vez que lo sabe, agradece al Ayuntamiento que haya instalado esta medida disuasoria que ya se aplicaba en el resto de rampas del Casco Viejo.

Porque en su mente está el recuerdo de las semanas que estuvo inutilizado uno de los tramos de bajada porque rompieron uno de los cristales de la rampa. «Al que cojan, que lo pague. Y que se entere toda Vitoria de quién es», valora. Y esa no ha sido la única agresión que ha sufrido esta instalación desde su puesta en marcha en febrero. «No hemos llegado a oír cuándo las rompen», admite Paco, aunque sí ha visto los destrozos y sus consecuencias.

Juan De la Cruz no duda en unirse a la conversación. «Van a venir bien para que pillen a los gamberros y les metan una buena multa. Y eso que ya se han corregido mucho, cuando se pusieron rampas en los otros cantones había salvajadas todos los días. Les rompían los cristales, las paraban Pero ahora marcha mejor», asegura este hombre, que cada vez que quiere subir la colina pasa por las rampas. Pero hoy le toca caminar un poco más. Uno de los tramos de bajada está parado.

«Esto es una faena, porque un chaval de 14 años sube esta cuesta silbando, pero los que tenemos 80 lo hacemos con el corazón a tope», censura. Y Paco, testigo fiel de su uso diario, toma la palabra para denunciar que eso es algo habitual. «Cosa mejor no podían poner. Por aquí ahora sube más gente que nunca, con los coches de los niños, las bicicletas. Pero están paradas continuamente. Cada dos por tres te encuentras aquí a un mecánico arreglándolas, y no lo entendemos», avisa.

Reactivación automática

Por eso, al escuchar que en los planes de mejora del Ayuntamiento se incluye incorporar un mecanismo que reactive las rampas a los cinco minutos de pararse si el sistema no detecta avería reclama que lo instalen. «No estaría mal, porque funcionan cuando quieren, y ya llevan un tiempo puestas», urge. Cuando el equipo de gobierno anunció la instalación de cámaras incluyó en el lote este recurso como una opción a evaluar.

Su colocación evitaría que cualquier gamberro pare durante unas horas uno de los tramos si pulsa el botón de stop, ya que por ahora sólo se reactivan si un operario gira la llave que las enciende. Por eso Marisol Salcedo y su hija, Elena Jalón, se suman a los que reclaman este sistema. «Bajar es menos pesado que subir, pero ya estuvieron mucho tiempo paradas», recuerda Salcedo de la época en la que se rompió el vidrio. «Que lo pongan, porque la gente no las para por necesidad, sino adrede. O los mismos niños jugando», agrega su hija.

Ella aplaude que haya un nuevo sistema de vigilancia. «Está bien como medida disuasoria, porque si no la gente puede hacer mil desastres. Ya me gustaría que la gente fuese más cívica y no hicieran falta, pero visto lo que hay no me importa que las pongan. Los que no tenemos nada que ocultar las agradecemos».

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