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La salida de la Subida a Estíbaliz de este domingo. /Rafa Gutiérrez
El running explota en Álava
El auge de las carreras populares

El running explota en Álava

La creciente afición a correr hace que se agoten las inscripciones en carreras con hasta 4.000 dorsales disponibles

SERGIO CARRACEDO

Miércoles, 16 de abril 2014, 09:51

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Carrera tras carrera se confirma que el running está en alza. En tiempos de crisis se abren tiendas especializadas, prolifera la publicidad de artículos específicos y las diversas competiciones que abren sus plazos de inscripción ven cómo venden los dorsales tan rápido que cierran el cupo semanas antes de la cita deportiva. El atletismo popular goza de una salud excelente.

Da igual la edad, la condición física o el sexo. Que haga frío, calor, llueva o nieve. Cada vez son más las personas que se calzan las zapatillas y salen a la calle para disfrutar, en soledad o en compañía, del sano deporte de correr. Rebotados de otros deportes, por salud, por curiosidad o por progresión son muchos los que dan el paso a disputar las carreras populares. Tras un primer bautismo en las más populares, bien podría ser la San Silvestre, la autoexigencia de los corredores se impone para dar el salto a carreras más largas o más duras como la Subida de Estíbaliz disputada este domingo. Cerca de un millar de atletas corrieron, sufrieron y disfrutaron de los 15 kilómetros que separan la Casa de las Juntas de Armentia y el Santuario de Estíbaliz. Un millar de corredores por el centro de Llanada, mientras otro grupo de alaveses disputaba en Inglaterra la Maratón de Londres.

Una semana antes, casi 400 corredores, un tercio de ellos mujeres, disputaron la Carrera de los Paseos por el centro de Vitoria. La prueba, un circuito urbano de 6,2 kilómetros, también superó su récord de participación. La alta participación femenina -131 corredoras-, supuso el porcentaje más alto en este tipo de carreras. En las dos pruebas anteriores del Circuito alavés -Lantziego y Zuia- se consideró un éxito que una cuarta parte de los atletas fuesen chicas. En Vitoria uno de cada tres participantes fue mujer.

Este aumento del número de adeptos a las carreras no ha pasado inadvertido para la Federación Alavesa de Atletismo que certifica que la práctica del atletismo "se ha extendido mucho", según explicó a este medio el veterano Félix Resa. Con 320 licencias, este organismo ve cómo muchos de estos populares no llegan a federarse porque quizá "no les aporta un plus", aunque hay carreras reservadas únicamente para atletas federados, así como las competiciones en pista.

Pruebas de prestigio que se quedan sin dorsales

Pero si el running en Álava goza de buena salud, las pruebas alavesas cuentan con un reconocido prestigio que va en aumento. Sólo los ejemplos más cercanos dan muestra de ello. La Subida a Estíbaliz se ha convertido en una de las grandes carreras populares de Álava con 29 ediciones de historia. Alguna edición menos lleva la Maratón Martín Fiz. Después de once años, la carrera llega a su duodécima edición tras convertirse en una de las citas atléticas más numerosas de Vitoria, superada por la Media Maratón de diciembre. Este año, la prueba, patrocinada por EL CORREO, subirá otro escalón. Los organizadores de la Maratón, que se disputará el 11 de mayo, informaron recientemente que apenas quedan unos cuatrocientos dorsales por vender de los 4.000 disponibles, lo que constituye un nuevo tope de participación.

Ello, a pesar de los precios, ya que inscribirse para la Maratón unas semanas antes cuesta nada menos que 42 euros, uno por kilómetro (22 para la Media Maratón). Aunque la organización, que abrió el periodo de inscripción en 2013, premia con importantes descuentos a los atletas que se inscriben con meses de antelación. Con todo, la respuesta de los fondistas se ha situado en el margen superior de lo esperado por los organizadores que esperan agotar los dorsales.

La Media Maratón de Vitoria, disputada en diciembre, convocó a un total de 4.050 atletas de los que sólo 3.430 llegaron a meta. La participación en esta prueba, también patrocinada por EL CORREO, sólo fue superada en la primera de las 36 ediciones que suma ya esta competición y que en pleno diciembre desafía a las bajas temperaturas de la capital alavesa. Además del carácter popular, también tiene su faceta competitiva, ya que cerca de cincuenta atletas optaron al Campeonato de Álava y de Euskadi. A la arrolladora representación alavesa se unen con frecuencia atletas de prestigio. Este diciembre, el vitoriano Kike Sebastián repitió triunfo, y revalidó el Campeonato de Euskadi, mientras en féminas, la local Elena Loyo se impuso, seguida de cerca por la olímpica maratoniana en Pekín 2008 María José Pueyo.

La pasada edición de la Carrera de la Mujer también agotó los 4.000 dorsales, por segundo año consecutivo. Los cuatro millares de valientes corredoras -número máximo establecido por la organización- desafiaron la lluvia para completar el circuito de 5 kilómetros, con salida y meta en el paseo de Cervantes, cuya iniciativa recaudó fondos para la Asociación Española Contra el Cáncer.

La última carrera del año también suele ser masiva. La San Silvestre vitoriana, con 31 años de solera, contó el pasado diciembre con muchos más participantes que los 3.200 inscritos. En su mayoría atletas locales y de provincias vecinas, la organización no contó la última edición con deportistas internacionales. El vencedor de la carrera fue Iván Fernández, que revalidó su título con una carrera fenomenal, acompañado en el podio por el palentino Javier García del Barrio y el burgalés Tomás Tajadura. El triatleta Eneko Llanos, fue el séptimo clasificado. En categoría femenina, se impuso Elena Loyo, seguida de Laura García y Raffaella Ciavola.

Éxito de público

El auge de las carreras pedestres también se ve acompañado del público que se congrega tras las cintas que delimitan la carrera. Los circuitos urbanos de la mayoría de estas pruebas son atractivos tanto para los atletas como para el público que les jalea. Si estas competiciones han registrado récords de corredores en muchas de ellas quizás también lo se registró el de espectadores, aunque este punto es más dificil de cuantificar. En muchos tramos céntricos, de la San Silvestre por ejemplo, el ambiente que se respira es el propio de una jornada festiva. Familiares y amigos alientan a los deportistas sin cesar, con los saludos recíprocos de los corredores. La última carrera del año siempre es deporte, diversión, imaginación y reivindicación, además de un motivo de fiesta. Tantos elementos que en ocasiones, los voluntarios incluso tienen que intervenir para que la pasarela humana que se forma en algunos puntos no estreche el pasillo hasta el punto de romper el ritmo a los participantes.

A pesar de todo, en las metas de las respectivas carreras, tras el esfuerzo, las endorfinas se encargan de repartir pequeños momentos de algo parecido a la felicidad que asegura que una buena parte de los participantes repitan experiencia en la próxima prueba o en la siguiente edición.

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