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El 'factor cancha' explota en pedazos
TAU CERÁMICA

El 'factor cancha' explota en pedazos

El Baskonia, liderado por un inconmensurable Splitter, descerraja el Palau Blaugrana y se anota el primer punto en la final

DAVID GONZÁLEZ | ENVIADO ESPECIAL. BARCELONA

Viernes, 30 de mayo 2008, 09:41

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Explotó en mil pedazos el factor diferencial de esta final. Le duró al Barcelona la ventaja de campo lo que un azucarillo en una taza de café. Se lo sorbió el TAU Cerámica, que no sólo saqueó el Palau sino la moral de su adversario. 0-1 en la final. Un panorama espectacular.

Y es que, como aconteció en el Martín Carpena, el Baskonia lo bordó en los dos cuartos iniciales. A continuación, cuando le alcanzó cierta depresión, tiró de un valor seguro como Tiago Splitter, al que le escoltaron la práctica totalidad de los gladiadores azulgranas. Asalto en toda regla. Aunque que a nadie se le olvide que todavía restan dos escaramuzas más como mínimo.

El 64-75 supo a gloria en Vitoria, la única paralizada con un acontecimiento de esta magnitud. Y es que ayer, el inicio del macro festival 'Primera Sound' era el tema de conversarión en la calle; de hecho, aquí le dieron más repercusión a la exclusión del catalán en la rueda de prensa de presentación que a la propia final. Ésta dio la razón a quienes se acercaron hasta el Palau o le siguieron por la vía catódica. Eléctrica, con un ritmo propio de otras latitudes más occidentales, el pulso entre los aspirantes a la corona no defraudó.

A pesar de lo inmoral de la hora -el vaivén de horarios marcados por la televisión no hacen sino desconcertar y tachar aficionados-, ambos equipos salieron a pecho descubierto. Plenos de revoluciones. Recordando por qué habían dejado en la cuneta a escuadras sin apenas despeinarse a un ramillete de grandes rivales.

La primera mitad

La piña de los hombres de Spahija presagiaba grandes instantáneas. Pese a que le costó adaptarse al velocímetro 'culé' (8-0, minuto 2), pronto infectó el ánimo de la hinchada local. El Barça, eso sí, le buscó las cosquillas cosiéndole a tripes. El chaparrón sólo caló los hombros del superviviente alavés, que aceptó el guante y le dio a la palanca de cambios como nunca.

Fulgurante, algo le picó en su interior al Baskonia ya que, en cuanto se calentó, esprintó con la fuerza de un recordman. Su primer gran brochazo lo dejó en el inicio del segundo periodo cuando, mediante un incontestable 0-8, arruinó la defensa zonal impuesta por Pascual y le obligó a llamar capítulo a los suyos (21-30). La gasolina vitoriana era, al menos ayer, de mayor tonelaje.

Variaba sus peones el técnico local. Igual que el visitante. Pensamiento común; la final dibujará muchos trazos todavía. Sin embargo, esa rotación sentó bastante mejor a los nuestros. Planinic continuó en su estado de gracia y Splitter evidenció una vez más que está llamado a ser un hombre franquicia si acepta la oferta de mejora de su contrato. El 21-37, con todo el Baskonia dejándose la piel atrás, dejó aturdido al anfitrión, abandonado encima por el acierto mostrado antes.

No en vano, su primera canasta en ese periodo se demoró más de cinco minutos. Demasiada ventaja cuando el del enfrente presume de unos colmillos interminables. Lo apreció el Palau que, pese a la diferencia de rango, no paró de rugir en ningún instante. Y más cuando el TAU perdió algún balón de más. Pero ayer era el día. Así, a cada muestra de flaqueza acompañó luego otra de autoridad.

Ese demoledor 32-46 derivó todas las conversaciones del intermedio a discernir si el visitante sería incapaz de mantener su elocidad de crucero o de si el local tocaría zafarrancho de combate. Pues más bien la reanudación deparó una macedonia de ambos. El TAU se quedó sin voz durante casi cuatro minutos. Perdió su valor en bolsa, aunque conservando siempre el mando. Sufrió, sudó pero ¿quién dijo que era fácil descerrajar el Palau? Lo mejor de ese cuarto en que se quedó en doce puntos y su oponente se hartó a agujearle es que acabó en pie.

Arreció la fusta 'culé' hasta tal punto que rozó la nuca vitoriana. A cuatro puntos de distancia anduvo en varios intervalos del último cuarto, el definitivo. Sin embargo, entre Splitter y Singleton terminaron de colocar la dinamita en los cimientos del Palau .

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