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J. E. G. B.
Domingo, 2 de diciembre 2007, 03:30
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Jugar los domingos en horario matutino se está convirtiendo en una cuestión habitual en la Liga ACB. De la décima jornada, cinco partidos se disputan esta misma mañana, todos ellos programados para hacerlo a partir de las 12.30 del mediodía. Esta situación, provocada por la programación televisiva, es síntoma de confusión entre los protagonistas fundamentales del deporte de la canasta -entrenadores, jugadores y cuerpo técnico-, que se deben adaptar sin remedio a variar los hábitos de la tarde a la mañana.
En la 'cocina' del TAU Cerámica las cosas se ven de distinta manera según la función en el equipo. De entrada, la totalidad de los consultados recurre al manual: «Somos profesionales y estamos preparados para jugar sea cual sea el horario», destacan. Los peros llegan después. Neven Spahija no esquiva sus preferencias a la hora de definir su horario favorito de juego. «Todo el mundo prefiere jugar por la tarde-noche», argumenta el croata con rotundidad, para exponer una disciplina férrea a la hora de comprender las razones que derivan del cambio de horario. «Debemos ajustarnos a las normas de la ACB, porque así lo manda la competición», manifiesta. «Pero si me preguntas a mí, yo prefiero jugar por la tarde», subraya.
Para concluir, Spahija se aleja de las excusas a la hora de valorar si los partidos que se disputan las mañanas de los domingos pueden entorpecer la planificación o la preparación del equipo azulgrana. «No, no, no. Nosotros estamos preparados para jugar en cualquier situación».
Opinión generalizada
Es 'vox populi' que el cambio horario tampoco cuenta con una buena opinión entre los jugadores de baloncesto. Sergi Vidal afronta su octava temporada en las filas del TAU Cerámica, un compromiso a la altura de muy pocos nombres en la historia del club baskonista. El catalán pasa por ser un fiel representante de la voz de sus compañeros. Sus palabras tienen el refrendo de la mayor parte de todos ellos y forman parte de una opinión generalizada en el sector de los profesionales. «No es del agrado de los jugadores disputar partidos en horario de mañana. A mí, personalmente, me da igual jugar un domingo, un sábado o un viernes. Para nosotros no hay días festivos como tales, pero jugar los domingos significa jugar por la mañana y ésa es una cuestión que no llevamos bien», analiza.
Los motivos son claros. «Cuesta mucho arrancar el cuerpo a esas horas. No es lo mismo ponerte a saltar y a correr por la mañana que por la tarde. El cuerpo necesita despertarse al esfuerzo físico en las primeras horas del día. Por mucho que lo intentes, es complicado llegar con buen tono a las 12.30 del mediodía», subraya. «Normalmente estamos acostumbrados a jugar y entrenar por la tarde para jugar por la tarde. Desde el punto de vista festivo me da igual, pero jugar por la mañana cuesta más. Es algo general de todos los jugadores. Puede haber alguna excepción, pero yo no conozco ninguna», concluye el alero.
En el ámbito del cuerpo técnico destacan las funciones del médico, Alberto Fernández, y del preparador físico, Oskar Bilbao. Ambos desmitifican sobre al papel los encuentros matutinos. Para el facultativo basauritarra las claves pasan por «despertarse con cuatro horas de diferencia respecto a la hora de inicio del partido y hacer un desayuno completo con suficiente margen». Para facilitar los tiempos, la plantilla suele concentrarse en un hotel vitoriano.
Sin inconvenientes físicos
El preparador bermeotarra destaca como cuestión principal «el llegar al encuentro con 24 horas de descanso para que se produzca lo que se denomina la supercompensación, puesta en forma derivada del entrenamiento». Para los dos 'cuidadores' de la primera plantilla no existen datos de lesiones u otros inconvenientes derivados de los partidos disputados en horario de mañana si se adoptan las precauciones convenientes.
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