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McDonald maltrata el aro blanco al culminar un contraataque. / FOTOS: IOSU ONANDIA Y BLANCA CASTILLO
El TAU se da una alegría
BALONCESTO

El TAU se da una alegría

El equipo vitoriano dominó el partido de principio a fin con unos sobresalientes Prigioni y Splitter

DAVID GONZÁLEZ d.gonzalez@diario-elcorreo.com

Lunes, 15 de octubre 2007, 09:22

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Compromisos como el de ayer son de los que tardan en olvidarse. Al público le infla el orgullo, mientras que el equipo se inyecta una dosis de confianza en sus posibilidades. Y más después de las escasísimas noticias positivas exhibidas la semana pasada durante el estreno liguero en Girona. Tarde perfecta por tanto, ya que este reencuentro entre el nuevo TAU Cerámica y su gente finalizó con matrícula de honor. El conjunto de Spahija se dio un auténtico atracón en todos los sentidos. Resumido en números; hubo 23 puntos de diferencia entre azulgranas y blancos. Todo un mundo. Dicho de otro modo, un espaldarazo ideal para encarar con otra cara una nueva semana de ensamblaje.

No en vano, salvo por algunos borrones puntuales, el Baskonia se mostró de lo más pomposo. Cuidó el balón, bajó su centro de gravedad alrededor de su canasta, firmó unos porcentajes de nota en el lanzamiento y hasta dio espectáculo. ¿Qué más se le puede exigir a un partido en octubre?

Enfrente, una realidad opuesta. En la otra esquina del cuadrilátero, el Real Madrid -a la sazón vigente monarca de la ACB- pecó de opaco, quebradizo y seco. Moviéndose además con unas décimas de retardo respecto al anfitrión. ¿Vacío quizá tras vencer a los Raptors de Toronto el pasado jueves? Más de uno se agarrará a esa teoría.

Pero, fatigado o no el cuadro 'merengue', el TAU vio recompensado el esfuerzo desplegado a lo largo de toda la tarde. Claro que dibuja claroscuros o que todavía debe acoplar muchas piezas -por cierto, ¿qué ocurre con Jasaitis?-, pero bocanadas como el 93-70 saben a gloria bendita. Y ayudan asimismo a liberar alguna que otra duda sobre la profunda metamorfosis acometida este verano. Por ejemplo, ayer debutó el temporal Linton Johnson, quien dio la impresión de llevar varias semanas en Vitoria cuando la realidad dice que apenas acumula un par de sesiones.

Desde el principio

Aunque, curiosamente, el motor que lanzó al fueraborda azulgrana fue de lo más conocido: Prigioni y Splitter. El primero sacó la varita, se ajustó la pajarita y llevó a la orquesta a interpretar una auténtica sinfonía. El segundo rompió al Madrid en la zona, aparte de postularse como referente interior tras la marcha de Luis Scola. Su ejecución del 'bloqueo y continuación', por ejemplo, es un calco de la que conseguían los dos argentinos.

Pronto marcó territorio el equipo alavés. Y lo que resulta más importante, construyendo desde atrás, como deben hacerse las cosas. Pegajoso y gremial -buena calificación en los cambios automáticos de par-, obturó las extremidades blancas. El Madrid miraba al coloso Papadopoulos o al gélido Bullock, sin hallar demasiadas respuestas en ninguno de los dos. Sus defensores lo impedían. El rebote ofensivo -nueve en el primer cuarto- fue el único clavo al que le permitieron aferrarse. Insuficiente argumento ante el inicio de recital baskonista.

Funcionaba por dentro el TAU. Sólo quedaba ajustar la mirilla en el perímetro. Rakocevic, tras pecar de individualista en su aparición, y Teletovic se encargaron de ello. Sus triples no hicieron sino reblandecer aún más al oponente, distraído a su vez tras una merecida técnica al 'hablador' Mumbrú. Así a 1.55 del descanso se pasó de una renta sabrosa al boquete puro y duro: 49-29. Parcial de 18-6. Amago de derribo en los visitantes ante el delirio del pabellón. Barruntaba la primera alegría de la temporada y eso que restaba más de medio partido por desarrollarse.

Tras un amago de trifulca a cargo de Hervelle, probó fortuna el Madrid con una defensa zonal. Recortó distancias en un primer instante (63-51, minuto 28). Sin embargo, la inteligencia exhibida por el Baskonia evitó males mayores. El balón volaba de unas manos a otras con sumo criterio. Ese pase de más habilitó lanzamientos muy cómodos. Y como varios fueron triples, la falla recobró su dimensión anterior. Sin casi despeinarse.

Hurgar en la herida

Ese festival triplista ensartó las ya escasas opciones blancas. El TAU, pletórico, hurgó un poco más en la herida ante el regocijo general.

Superior en todas las líneas, los locales todavía guardaron energía para esprintar en los metros finales. Por detrás, el Madrid -ante la decepción de su presidente, Ramón Calderón, en el palco- hacía tiempo que había echado pie a tierra. Un 'alley hoop' de Splitter y otro vuelo protagonizado por Teletovic colocaron el broche a una tarde redonda. Pegamento para el proyecto.

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