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ALAVÉS

Téllez y otras antologías del disparate

A. A.

Martes, 24 de julio 2007, 11:10

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La relación entre Óscar Téllez, personalidad problemática donde las haya, y Dmitry Piterman no podía acabar bien. El primer año, el central madrileño fue uno de los enganches de su proyecto. El defensa funcionó y el equipo subió. Todo bien. Hasta California.

Allí, en la mansión de Piterman, al bueno de Óscar -junto a Bodipo- no se le ocurrió otra cosa que tirar al jefe a la piscina. Dmitry se enfadó y desde entonces las cosas entre los dos no funcionaron. Téllez se cayó de las convocatorias, el presidente anunció que le sometería a un plan físico personalizado, en diciembre de 2005 le retiró la ficha, en mayo de 2006 le llamó «borracho», Téllez dijo que era víctima de una «persecución», a mediados de agosto ambas partes pactaron la rescisión del contrato -le quedaba una campaña- y el madrileño se despidió con un recado: «Corre una frase por el vestuario que dice: 'hay que salir de aquí'». En enero de este año se cobró su venganza al paralizar unos días la tramitación de los nuevos fichajes por una deuda de 90.000 euros que reclamó al Alavés.

La estancia de Piterman en Vitoria deja otras perlas impagables. En abril de 2006, Dmitry acude al desayuno del equipo en Cádiz, donde horas después se juega un importante partido por la permanencia, y dice: «He soñado que Arthuro va a meter un gol». El brasileño, fuera de todas las pruebas tácticas de la semana, salió de titular y no marcó, claro.

El año anterior, en el partido contra el Racing en Mendizorroza, el 'caso Oliva' acababa de explotar esa semana, la de Carnaval. Piterman se presentó en los vestuarios con una máscara, una capa amarilla y un bastón, dispuesto a salir al campo así, tal cual. Sólo Cos y el resto de técnicos le convencieron de que su integridad corría serio peligro ante una grada cabreada, que se acababa de manifestar.

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